Rosana Cesaroni
Prof. ISFD Y T N° 90
“No hay una escuela que enseñe a vivir”
Charly García.
Las reflexiones
que deseo compartir, se inscriben en el contexto actual de Pandemia COVID19 y
el aislamiento preventivo dispuesto para cuidar la vida de las comunidades.
Encuentro conveniente volver a pensar en ¿Qué es la escuela? Podríamos estar
más o menos de acuerdo en que la escuela es un dispositivo de la modernidad para
formar sujetos de derechos. Como discípula de Paulo Freire[1] pienso
a la escuela como diálogo entre culturas y creo en el espacio escolar como en
la posibilidad del encuentro para hacer que las cosas sucedan.[2]
Estoy convencida que es la escuela pública
estatal la que puede garantizar derechos, diálogo y encuentro.
Defiendo esta idea por el personal estratégico dentro de la escuela, me refiero
a les docentes, muy valiosos y necesarios ahora que nos hemos mudado a la
virtualidad, donde nuestras prácticas han sufrido una deconstrucción muy profunda
en pocos días. Ese movimiento está produciendo efectos desconocidos, imposibles
de evaluar en el presente. Lo que se observa son estados de ánimo y sentires
presentes en la superficie de las situaciones.
La sobrecarga de
trabajo en los docentes tecnologizados a la fuerza sumando el malestar familiar
por situaciones diversas y una continuidad pedagógica burocratizando la
enseñanza, desgasta los derechos, el diálogo y el encuentro.
Es ahora que
necesito traer a Simón Rodríguez[3] para
que diga “O inventamos o erramos”, lo escucho. En tiempos y espacios cotidianos alterados no
podemos seguir haciendo las cosas del mismo modo, ahora hay que pensar mucho. Los
docentes enciclopedistas estaban antes de la pandemia, pero también estaban lo
que enseñaban a aprender y amar el conocimiento, construyéndolo. Antes de la
pandemia había problemas de comunicación al interior de las familias y también
había familias enlazadas en el amor. Antes de hoy había un sistema educativo deteriorado
que no puede recuperarse en media hora, eso llevará tiempo.
No somos les
educadores responsables del contexto actual, el propio Ministro de Educación
Nicolás Trotta se ha referido a la tarea de la familia junto a la escuela “Lo
que queremos plantearles a las familias es que este es un momento de ciudad la
salud, de acompañar a los más pequeños y a los adolescentes para tratar de
lograr la continuidad pedagógica, pero teniendo en cuenta que este es un
momento único, impensado, que impacta sobre los chicos en lo psicológico porque
cambiaron todas sus rutinas, por eso que es muy importante darles contención y
ver cómo hacemos dialogar la escuela con la familia.[4]
Frente a esta detención del tiempo, no
deberíamos seguir pensando en la productividad porque no tendría sentido.
Podríamos comenzar por mirar al interior de nosotros mismos, hacia lo profundo
de la escuela. Volver la mirada hacia las prácticas pedagógicas y revisar-nos, como
síntoma de salud donde el trabajo no se torne alienante para nosotros ni para los
otros. Resignificar nuestra tarea encierra la posibilidad de fortalecer las
trayectorias de nuestros estudiantes y acompañarlos amorosamente, no significa
cantidad sino calidad.
Preguntarnos ¿Cómo
lo estoy haciendo? Tomemos a la Matemática, se trata de resolver problemas.
¿Cuántos pasos mide mi casa? Y si los multiplico por 3 y los divido por 10? Las
Ciencias Naturales debieran estar preguntando junto con Música ¿Qué sonido
tiene pisar las hojas secas del otoño? Y las Ciencias Sociales se preguntarían
¿Por qué hay 23 femicidios en 25 días de aislamiento? Mientras las Prácticas
del Lenguaje vendrían a traernos la posibilidad de hablar, leer y escribir con
los cuentos de Gustavo Roldán y Liliana Bodoc por el placer de leer y de
escuchar leer. Para la escritura habría
que pedirles cuentos, con las aventuras del perro del vecino o ¿Cómo será la
vida de los recolectores de la basura porque pueden andar sueltos por todos
lados? Todos ejemplos cercanos a la invención de lo cotidiano[5] sin
olvidarnos que además están el cine, la televisión y la radio como recursos
interesantes para enseñar y aprender.
Soy discípula de
la pedagogía crítica entonces le creo a Michel Apple[6] cuando
sostiene que los profesores, revisando nuestras prácticas y siendo conscientes
del potencial que tenemos, somos agentes de cambio social, siempre y cuando
seamos capaces de construir la alternativa a lo que no funciona, buscar otros
caminos.
Llega Adriana
Puiggrós para decirme, que la escuela es una Plataforma de la Patria donde “El primer paso es desnaturalizar a la escuela, devolverle su
temporalidad. Llenarla en nuestros textos de chicas/os/es y escuchar lo que nos
dicen. Para lo cual debemos deshabilitarnos la postura de cancerberos de todos
los saberes sin descalificar lo que sabemos. Es lo primero: se trata de un
cambio en las posiciones de los sujetos, no un enroque sino una transformación[7]
Vitalizar el aula
es dejar entrar lo que nos pasa ahora, enseñar a hablar, a leer y escribir para no
tener miedo, democratizando el conocimiento como bien social tal como dicen
todos los documentos normativos que nos rigen en todos los niveles del sistema
educativo.
Hay familias ocupadas
por garantizarse el alimento, antes también, pero la pandemia del
individualismo no dejaba ver, tenemos un millón 500 mil chicos/as/es que comían
en las escuelas de la provincia de Buenos Aires. Algunos de nuestros estudiantes del terciario, poseen limitados
recursos tecnológicos, tienen hijos/as/es y problemas económicos que les
preocupan.
Siento algo
debilitado el vínculo con mis colegas, algunos están recibiendo más de 200
consultas de estudiantes por día y toda la virtualidad la hemos puesto en
función de ellos/as/es.
Escuché que
decían en la radio “Tenemos edificios escolares del siglo XIX, maestros del
siglo XX y estudiantes del siglo XXI”. Tal vez sea cierta esa afirmación, puede ser que esas sean nuestras condiciones
materiales, pero sigo pensando en soledad, la respuesta al interrogante ¿Cómo
hacer para que derechos, diálogo y encuentro sean los horizontes
pedagógicos de hoy y siempre?
[1]
Paulo Freire pedagogo brasileño.
[2]
Idea tomada de Bernardo Blejmar Gestionar es hacer que las cosas sucedan.
Ediciones Novedades Educaticas.Buenos Aires 2005
[3]
Simón Rodríguez educador venezolano, maestro de Simón Bolívar.
[4]
www.pagina12.com.ar fecha 17/04/20
[5]
Idea tomada de Michel de Certeau.
[6]
Michel Apple uno de los 50 intelectuales más influyentes del mundo en el campo
de la educación.
[7]
Puiggrós Adriana. La Escuela Plataforma de la Patria. CLACSO 2019. UNIPE
Editorial Universitaria.
[1]
Paulo Freire pedagogo brasileño.
[2]
Idea tomada de Bernardo Blejmar Gestionar es hacer que las cosas sucedan.
Ediciones Novedades Educaticas.Buenos Aires 2005
[3]
Simón Rodríguez educador venezolano, maestro de Simón Bolívar.
[4]
www.pagina12.com.ar fecha 17/04/20
[5]
Idea tomada de Michel de Certeau.
[6]
Michel Apple uno de los 50 intelectuales más influyentes del mundo en el campo
de la educación.
[7]
Puiggrós Adriana. La Escuela Plataforma de la Patria. CLACSO 2019. UNIPE
Editorial Universitaria.