Hubo
una historia -comprimida en una semana- detrás de la creación de la Primera
Junta de Gobierno que merece la pena ser repasada.
Hay
una palabra que resuena cotidianamente al hablar del 25 de mayo, porque nos
encierra, nos cobija e incluso en la actualidad nos identifica… Esa palabra es
PUEBLO
Podemos empezar a pensar el 25 de mayo a través
de lo que el pueblo quiere saber, pero primero deberíamos saber ¿quién es
pueblo? y ¿quién era pueblo en 1810?
Pueblo es un término que cuenta con muchas definiciones
y continúa siendo objeto de disputa, lo único que puede acordarse en torno a
él, es que es un término histórico, entendiendo a partir de esta aclaración que
responde al tiempo y al lugar.
Remontándonos a 1810 y la pregunta por quién o
quiénes se configurarían como pueblo, podemos hacernos más preguntas,
empecemos: ¿es multitud sinónimo de pueblo? O mejor ¿era la multitud presente
–por momentos- frente al cabildo la semana de mayo de 1810 el pueblo?
¿Quiénes eran considerados participes de ese
pueblo? Todos… algunos…unos pocos.
Preguntarnos por el pueblo es preguntarnos
también por el ser ciudadano. Porque, si consideramos la mixtura de esa
“multitud” de 1810, debemos considerar si podemos incluir en nuestro vocablo a
los mulatos, mestizos, zambos, y hasta los mismísimos criollos.
Jacques
Rancière en su obra, La mésentente. Politique et philosophie (El
desacuerdo. Política y filosofía), de 1995, destaca el carácter ambiguo y
elástico del término pueblo, que, lejos de ser una estructura cerrada con fronteras
fijas, es permanentemente cuestionado por "la
parte de los que no tienen parte".
Ser ciudadano es no ser súbdito, ser ciudadano es
poder identificarse y referenciarse libremente con un lugar, en un tiempo
determinado. Ser ciudadano es SER PARTE
(o así debería serlo)
Pensar y repensar “quienes eran parte” y “quienes
somos parte” de un pueblo significa entender que aún en la discrepancia de
ideas, de culturas, de religiones, identificarnos con un otro, nos permite
pertenecer, y tener metas en común.
Desde nuestro lugar como educadores tenemos el
deber de crear espacios para aprender a ser ciudadano, crear espacios de
ejercicio de la libertad que nos configuren como pueblo y nos identifiquen como
ciudadanos. Preguntarnos y repreguntarnos su significado… para hacer más
valedero, verdadero y significativo el lugar que ocupamos.
Prof. Mendoza Andrea
Prof. de la Iglesia Araceli
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